Yo soy mi propia voz...

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jueves, 17 de octubre de 2013

Gracias a Dios


Guille y Dora están felices. Para ellos me fui hace horas y regresé. Pero me dieron la bienvenida con esa alegría infinita y constante que les caracteriza. El Hatillo está apacible, pero en tensión. Como si esperara con ansia el cambio que se avecina y que ya flota en el aire. El cielo está nublado. Augura tempestad. Las ardillas saltan de un árbol a otro, como preparándose para tener que guarecerse cuando arranque el aguacero. Las guacharacas cantan. Para ellas la vida es maravillosamente simple. A veces las envidio. Escucho al amolador. Una bandada de periquitos cruza por mi jardín. En los pueblos hay cosas que no cambian. Gracias a Dios.

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